¿Y quiénes son?. Bien, ahora no se llaman con este nombre, como históricamente se les conocía. Ahora en algún gobierno del PSOE o del PP, – no lo recuerdo., cambiaron la denominación por la de «letrados de la Administración de Justicia», para justificar o explicar que a partir de esta nueva identificación, iban a hacer bastantes más cosas que las previstas en las leyes procesales del momento. Cosas o asuntos que incidían de hecho en el carácter y ámbito jurisdiccional de la actividad propia de los jueces. Esto es se iba a descargar a los jueces de una serie de trámites distintos de las sentencias y otras decisiones de mayor trascendencia, para que fueran asumidas por los Secretarios judiciales. Y ahí empezó el problema.

Porque los Secretarios eran como los notarios, pero en el ámbito de la justicia. Daban fe de la presentación de escritos, de que los archivos mantuvieran un orden y una secuencia, redactaban las actas de las vistas y expedían las certificaciones que los ciudadanos solicitaban sobre el curso de las actuaciones judiciales. Y no mucho más.

Pero ahora los Secretarios, – esto es los Letrados de la Administración de justicia-, han de resolver cuestiones de derecho más espinosas. Interpretaciones de las normas que requieren un mayor estudio y una solvencia profesional, que no se precisaba en actuaciones en las que se limitaban a contrastar unos documentos, unas fechas, la autenticidad de unos documentos. Unas oposiciones que no exigían el grado de conocimiento y tecnicismo, que ahora se exige.

Y estos días nos encontramos con una huelga, en la que estos funcionarios lisa y llanamente dicen que para lo que están haciendo, por las responsabilidades que los legisladores les han impuesto, han de cobrar más. Y naturalmente como con otros cuerpos del sector público, se han constituido en asociaciones, pseudo sindicatos, como instrumentos para la defensa de sus intereses.

En esta situación se han suspendido cientos de juicios. Porque en cada uno de ellos, el Secretario tiene que dejar constancia de lo que sucede. Por lo que parece las posiciones entre los dirigentes del llamémosle sindicato y el Ministerio aún están bastante alejadas. Mientras tanto el ejército de abogados, letrados y clientes que acuden a los juzgados, tendrán que esperar. Vuelva Vd. mañana. O vaya Vd. a saber cuando.

La justicia continúa siendo la cenicienta de los presupuestos del Estado. Este es un ejemplo palmario. A los gobernantes les es igual que la justicia funcione más o menos bien, o mal. Ignoran, menosprecian que impartir justicia no constituye un automatismo. Que la auténtica justicia cuando se materializa en una sentencia, es solamente el fruto del esfuerzo, de la experiencia y de la independencia de unos profesionales. Y que para conseguir una justicia, fuerte, independiente, hacen falta recursos.

El poder judicial es uno los pilares del Estado de derecho, pero con pocos recursos, el poder judicial queda huérfano, al servicio del ejecutivo.

Si la administración de justicia no funciona o va renqueante, mal vamos. Es lo que está sucediendo.

7 de febrero de 2023